La fe, un principio fundamental del evangelio, es un poderoso motor que impulsa la vida de los creyentes. En Marcos 11:22-24, Jesús dijo: «Tened fe en Dios. Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, todo lo que diga le será hecho.»
La fe no solo implica creer en lo invisible, sino también actuar en consecuencia. A través de ella, enfrentamos desafíos con valentía y esperanza, convirtiendo las adversidades en oportunidades para el crecimiento espiritual y personal.